Aina quiso sorprender a Javy, su chico, en su 30 cumpleaños con una fiesta sorpresa y una tarta también sorpresa. Tenía muy claro lo que quería, algo relacionado con la aviación, ya que es a lo que se dedica y, además, le encanta.
Como al homenajeado no le apasiona el chocolate, el bizcocho fue el de mascarpone, mojado con un almíbar de fresa (ponemos a cocer en un cazo un buen puñado de fresas, agua y azúcar, y cuando se ablandan las fresas, trituramos y colamos) y lo rellenamos con confitura también de fresa. Las alas las hice de galleta de mantequilla también recubiertas con fondant...¡Menos mal que hice de más, porque resultaron un pelín quebradizas...!
Cuando Aina vino a recoger la tarta fue, para mí, un momento muy especial. Resulta que ella no había visto nunca una tarta decorada con fondant, así que, cuando la vio, se emocionó, e hizo que yo también me emocionara. ¡No sabéis lo gratificante que es! Lleva mucho trabajo; detrás de cada tarta hay horas de planificación, documentación y, por supuesto, ejecución, pero de verdad que por momentos como ese merece la pena
3 comentarios:
Como no iba a emocionarse,esta estupendamente vamos,lo has clavado.
Enorabuhena.
Besitos.
¡Hola Flora y Jesús! Qué alegría veros por aquí de nuevo...Se nota que tenéis un blog, y sabéis la importancia y la ilusión que hacen los comentarios...
Un beso.
Hola Sandra!! te quedo genial el avion, no me estraña que se emocionara.
BEsoss
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