El caso es que mi amiga Elisa y yo llevábamos un tiempo paseándonos por las cocinas virtuales, alertándonos la una a la otra:- oye, ¿has entrado en la página tal...? Hay que ver ¡vaya tartas!- sin animarnos a intentarlo porque, por desconocimiento, nos parecía muy, muy difícil.
Hasta que Eli se puso en contacto con Silvia (Megasilvita, si no la conocéis, os animo a pasar por su blog), que a esas alturas nos tenía deslumbradas con sus creaciones, y concretaron un curso en Palma. En ese momento comenzó mi historia de amor con la decoración de tartas.
Cuando Silvia me preguntó qué tarta me gustaría hacer pensé en algo para mi hijo, claro, y Mario fue el elegido.
El curso fue una maratón de trece horas, de las cuales disfruté todos y cada uno de los minutos: de la profe, generosa a la hora de compartir sus conocimientos, de las compañeras y del ambiente. Salió muy bien.
Así que esta tarta es, para mí, muy especial, no por ser la más bonita (sin la mano mágica de Silvia no hubiera quedado tan bien), ni la más rica (el bizcocho me quedó fatal, reseco y demasiado cocido, jejeje), sino por ser la PRIMERA.
4 comentarios:
Me ha impresionado lo bien hecha y bonita que está esta tarta.
No conocía tu blog, pero creme que no voy a perderte de vista.
Muchas gracias por mostrarnos tus maravillas.
Hola, Mariló, acabo de pasearme por tu blog, que por cierto ya conocía :) y, para agradecerte la visita te he enlazado, y ahora estás en mi lista de Blogs que sigo.
Un beso.
Joooo, me nombras y todo y no me habia enterado, es verdad parece k fue ayer cuando hicimos el curso...y mira por donde, te me estas adelantado muchiiiisimo, despues de ver las ultimas tartas, lo tengo totalmente decidido...cuelgo el delantal!!! a partir de ahora las tartas las encargamos a la tia Sandra....un beso muy fuerte.
Eli, ¡ya era hora! Y eso de colgar el delantal, espero que sea provisional, que ¡a ver si no con quién hablo de tartas y fondant!... Un besito.
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